Fue promovido por Emilio Blanco Blanco, emigrante en Argentina. La majestuosa vivienda se alza entre una frondosa vegetación de una extensa finca, en la que destacan un imponente abeto y una araucaria. La torre con balcones de rejado de hierro fundido, que se abren en el piso noble, y la cubierta de teja árabe sobre grandes aleros sostenidos por piezas de madera tallada de teca, propios de la arquitectura regionalista, es el elemento protagonista de esta arquitectura doméstica. En su momento, este palacete fue el conjunto residencial más significativo de su entorno.